De: Alfredo Díaz
Santiago, Chile
Hola,
Soy Alfredo Díaz, un emprendedor como tantos… con sueños grandes, pero por años atrapado en lo mismo:
empezaba negocios con fuerza, vendía un poco, y después todo se estancaba.
No era por falta de esfuerzo.
Era por falta de clientes, por no saber cómo llegar a más personas sin desgastarme todos los días.
Me sentía corriendo en círculos, preso de una carrera que parecía no tener salida.
Hasta que hace 3 años, algo dentro de mí hizo clic.
Había nacido mi nuevo proyecto: Jet Performance, una marca de suplementación distinta, con mucho potencial.
Y yo sabía que no podía cometer los mismos errores del pasado.
Tenía claro que, si quería que esta vez fuera diferente, tenía que aprender a vender de verdad.
No con suerte, no con intuición… sino con estrategia.
Y fue ahí donde descubrí el mundo de la publicidad digital.
Y con él, Meta Ads.
Recuerdo tomar mi primer curso. Sentarme frente al computador de noche, después de días largos armando la producción, coordinando despachos, buscando capital…
Y estudiar. Sin parar. Sin saber si funcionaría.
Solo con una corazonada profunda de que este camino sí me iba a llevar lejos.
Había días en que dormía tres, cuatro horas.
Y aún así me levantaba con más energía que el día anterior, porque por fin sentía que estaba construyendo algo real.
Pero no fue solo por el curso.
Fue por una persona.
Un emprendedor del marketing digital que, sin conocerme del todo, me regaló una reunión que valió más que mil libros.
No me vendió nada.
Me escuchó, me aconsejó, y me compartió lo más valioso: su experiencia, su ruta, y su disposición a responder mis dudas cuando lo necesitara.
Esa conversación fue un antes y un después.
Porque ahí decidí que Meta Ads no iba a ser solo una herramienta más.
Iba a ser mi especialidad.
Iba a ser el puente para que mi negocio creciera, y con él, mi libertad.
Desde ese momento, no paré.
Estudié, probé, fallé, aprendí. Me obsesioné con entender cómo funciona el sistema.
Y lo apliqué.
Primero con Jet Performance.
Después con nuevos proyectos, como Kenta Training Center.
Y ahora, con un propósito aún más grande: ayudar a otros emprendedores a ver lo que yo vi ese día.
Porque si hay algo que me marcó, fue ese gesto de generosidad.
Esa reunión que me dio claridad cuando más la necesitaba.
Y si hoy estás leyendo esto, ojalá mi historia te recuerde que no estás solo.
Que sí se puede salir del estancamiento.
Y que a veces, lo único que necesitas… es que alguien te muestre el camino.
Con humildad y convicción,
Alfredo Díaz